El fin será un ingreso seco
Callado
Estático de tan veloz
Fugaz y contundente
Que todo triturará en átomos
marchitos
Será un certero bocado de la
nada
Tras uno de sus milenarios
bostezos
Será un bello gigante negro
Opaco e invisible
Hijo de un recóndito relieve
Desde el que parió la enana
blanca
Un estruendo sin ojos
Una luz sin oídos
El replegarse cansado de los
enigmas del mundo
Para volver
Al seno de una diosa amorfa e
inconsciente
Lejos de nuestras palabras
El dios viejo y sordo
Querrá suicidarse
Y su sangre caerá al más
insólito abismo
El último círculo del vacío
Tras el que todo se esconde
O el fin será el principio
De semillas secas y
escondidas
Por compasión o despiste
Esperando en lo eterno del
retorno
Hasta que el sol se despida
Hasta que el frío haga el
trabajo
Al que otros fines más
lucidos pero mediados
No se atrevieron
Será un agujero fugaz
Que hará la resta necesaria
Para el gran desaparecimiento
O será una pausa eterna
De milenios absurdos e
incontables
A la espera de que el motor
inmóvil
Reviente por una insólita
chispa
Pariendo un universo nuevo
Desafío a la madre Silencio
Respiraciones de un dios que
en la nada flota
Expirando universos
Que en la inspiración
aniquila
Hacia el invisible de su ser
anonadado
Luego en el no tiempo el dios
digerirá los restos
De nuestros cráneos estofados
De los billones de insectos
ahogados
Con los que templa su frío
invierno en el vacío
Partículas ya inconscientes
Que en la inmensidad de ese
extraño organismo
Se lanzan al inmenso ano
Para dar con otros frenos
Diminutos
Que tejen las guirnaldas de
la nada
Aunque lo más seguro
Por no dar placer a
apocalípticos
Es que llegue cuando ya todo
sea muerte
Que el hueco haga sombra
sobre un paisaje inmóvil milenario
Y la imagen se haga trizas
sin nadie que lo sienta ni padezca
Seco sonoro certero
Da igual
Serán adjetivos sin dueño
Será un diablo egoísta
Con el Uno parmenideo por
montera
Y de su capa caerá un polvo
sagrado
Lluvia de nada usurera
Que a fuerza de perpetuarse
se creará un suelo a traición
Haciendo surgir otro eterno
universo
Con otro yo que será el mismo
Sin ser
Con la sangre prestada de un
millón de lunas
Y la piel del lagarto
planetario
Será el principio
Del colosal vacío
Cuyo vestido blanco
inagotable
Llevará nimios lunares
Del tamaño de mil soles
Espesas nubes de polvo de
densa nada que a nadie importará
La pezuña del buey cósmico
que hará añicos mil planetas con su paso
Antes de recostarse al abrigo
De la lengua del dios
sonriente
Serán hordas de pájaros de
fuego
Será una hermosura sin dueño
Fría como los glaciares de
cien tierras
Que serán el carbón del vacío
insaciable
Será el redoble final de la
música de las esferas
Hasta que el aire se serene
Dejando oscura y sola a la
madre Silencio
Será un caos inhóspito y
horadador
Sombreado por las muertes que
haga falta
Maltrecho huraño y desdeñoso
En su condición de último
paso
Fuegos artificiales en las
entrañas del dios sin bacterias
Una luz trascendida
Un gemido inaudible
Un instante para suicidar el
tiempo
Un golpe preciso sin destino
Cargado de infinitos
imposibles
Quizás a nuestras pobres
almas conscientes
Sumidas en un cielo sin sitio
La muerte del universo
Les resultará impropia
¿pero qué harán sin sus
cuerpos?
¿cómo habrán superado la
añoranza de la carne?
No habrá heraldos negros para
anunciar su llegada
Ni clarines estridentes
Para darle bienvenida
A una tierra entrópica y
callada
Con un mustio sol
Perdido entre trillones y
trillones de Hiroshimas
No habrá calendarios mayas
que constaten su llegada
Ni cornetas y tambores con
los que danzar macabro
Porque el oscuro estará ya
hecho
Entre las alas del infinito
sigiloso que nos ronda
Con un batir vacío sin dueño
Sólo escaparán los locos
Que mezclaron a tiempo los
tiempos
Sabiendo que el fin ya ha
sido
Mientras pasan un paño
templado por un presente
Que un nieto vomitó con
extraña inocencia
Viento de polvo cósmico
Ridículo y no enamorado
Caída
Sin abajo
Ascenso al subsuelo celestial
Un enésimo universo
Al marchitarse
Muestra la débil condición
del tiempo
La espiral se repliega difusa
A hibernar eternidades
No somos los elegidos de ese
tiempo
No habrá apóstoles de la
debacle
Ni predicadores mezquinos
infundando prosaicos temores
Pena es verdad que el fin no
se lleve a algunos por delante
Pero tiene un árbol
genealógico donde el hombre
Queda relegado a una mísera
rama
Reventará cementerios sin
sepulturas flores guardianes
Ni un gusano que muera con su
impacto
No tendrá entrada
Por ser lugar sin dueño
Ni tendrá puntería
Claro
Porque el francotirador es
ciego
Un guiño con el que borrar
trillones de años
Compresión metafísica
Para el adiós sin gesto
El humo del nido de trampas
que fue la memoria
Desintegrado en la matriz del
tiempo
El dios que digiere ayeres y
mañanas engullidos
Verá el negro de su oscuro de
puro grande
Sin poder encontrarse a falta
de otro algo que lo sitúe
Sin poder sentirse a falta de
momentos distintos
Disuelto en el tiempo
Mega ubicado
El estadio estará desierto
Por muchos tickets que se
hayan vendido
Lo sentimos
No habrá retransmisión
El boicot cósmico
Así lo quiere
O será negro como oscuros no
se han visto
Cegador más allá de mil
noches
Más allá de los ojos que
estarán ausentes
Se reencarnará la nada que
ahora sólo nos acecha
Sin nadie a quien aterrar
Pesadilla de un dios que al
despertar
No recuerda paraísos ni
infiernos
Ni cómo antes tronaba por
gusto
Ni el más eterno de los
amores
Se aniquilará el dónde
Y no habrá vivos para dar fe
del tiempo
El lenguaje será traspasado
por incontables alfileres diminutos
Que se ensañarán con los
rescoldos
Del cadáver suicidado del
mañana
Será la verdad imposible
Y en un guiño reventará el
endeble hormigón de mentiras
Que el pensamiento forja
Romperá las hermosas telas de
las arañas galácticas
Cuyo quebrar serán acordes
gloriosos
Para mecer al dios en su
letargo
Las bocas de los querubines
se irán deshaciendo al ritmo del apocalipsis
El pájaro de fuego
Escondido en el anterior
vacío
Revoloteará la nada alegre
por encontrar al fin su muerte
No hay comentarios:
Publicar un comentario